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La piel en invierno

13 de marzo, 2020 | Piel

La piel de invierno o winter skin, también conocida por el nombre más técnico de xerosis de invierno, consiste en:

Un tipo de sequedad provocada por las condiciones climáticas del invierno

Es en 1874 que se habla por primera vez de este tipo de piel. Se le da el nombre de winter itch o picor de invierno, haciendo referencia a uno de sus síntomas.

En su descripción, se indica que la piel de invierno es una condición que aparece tras las primeras heladas y se caracteriza por aspereza, rojez e irritación de la piel.

La piel de invierno es un caso muy claro de relación entre condiciones climáticas y cambios en nuestra epidermis.

Lo cierto es que prácticamente todos hemos experimentado sequedad en nuestra piel.

Es una condición muy común, sobre todo en los meses más fríos del año, en los que la sensación de discomfort y tirantez en la piel suele ser mayor.

Rawlings, dermatólogo experto en función barrera y xerosis, resume en su artículo Skin biology, xerosis, barrier repair and measurement, los siete signos de la piel seca:

  1. Falta de luminosidad
  2. Mayor aspereza
  3. Descamación
  4. Picor
  5. Tirantez
  6. Quemazón
  7. Rojez.

Apunta además, que esta condición se vuelve más común con la edad.

El aire caliente y seco o la calefacción central, tan útiles para caldear las habitaciones en invierno, agravan la sequedad de nuestra piel.

El estrés sobre la piel es doble: el causado por el frío y la baja humedad ambiental en el exterior, y a su vez, el causado por el calor y baja humedad ambiental en el interior.

Curiosamente, se observa una condición similar en zonas de clima húmedo y caliente en los meses de verano.

Las personas pasan la mayor parte del tiempo en espacios con aire acondicionado y su piel presenta los mismos síntomas de sequedad que en invierno.

¿Qué le pasa a nuestra piel en invierno?

En invierno bajan las temperaturas y la tasa de humedad en el ambiente es menor. Esto provoca dos grandes cambios en nuestra piel.

Por un lado, se altera la diferenciación epidérmica , es decir, se altera el proceso por el cual las células de nuestra piel se van renovando cada 28 días.

Además cambia la composición de la matriz lipídica. Denominamos matríz lipídica a la red de ceramidas, ácidos grasos libres y colesterol que da estructura a la capa más externa de nuestra piel.

Un signo visible de que la diferenciación epidérmica está alterada, son las escamas que aparecen en la piel.

Los corneocitos, es decir, las células de la capa más externa, se acumulan en la superficie porque los enzimas encargados de romper las uniones entre ellos, son menos activos. Las células se quedan pegadas entre sí, empaquetadas, formando escamas visibles que hacen que nuestra piel sea áspera al tacto.

El segundo cambio mencionado es el de los aceites – también denominados lípidos – que componen la matriz lipídica.

Cambia la composición de las ceramidas, se reduce el nivel de ácido linoléico y como consecuencia, la piel se fragiliza.

A grandes rasgos, en invierno, baja el porcentaje de lípidos frente al porcentaje de proteínas, es decir, las células y otros componentes de la capa externa de la piel.

Rawlings, a quien citábamos antes, observa en su artículo The chemistry, function and (patho)physiology of stratum corneum barrier ceramides, que un porcentaje alto de lípidos, mayor que el porcentaje de proteínas, es esencial para un funcionamiento óptimo de la barrera cutánea.

¿Cómo cuidar la piel en invierno?

En invierno, es muy importante cuidar la piel con productos cosméticos específicos y así minimizar los síntomas de tirantez, aspereza o picor.

Hemos mencionado dos grandes cambios provocados por el frío y las formulaciones eficaces frente a la xerosis de invierno deben contener ingredientes activos que actúen mejorándolos.

Un buen producto para cuidar la piel en invierno debe normalizar la tasa de renovación epidérmica y a su vez, re-equilibrar el porcentaje de lípidos en nuestra piel.

El aceite virgen de semillas de Maracuyá en nuestro Serum Rejuvenecedor actúa de manera específica sobre ambas vías.

Passiflora edulis, aceite virgen de semillas de Maracuyá

Por un lado, aporta los lípidos necesarios para reforzar la mencionada matriz lipídica.

Nuestro aceite virgen de Maracuyá obtenido por destilación molecular, concentra una elevada cantidad de ácido linoleico y otros aceites insaponificables, además de antioxidantes naturales como la vitamina E.

Éstos re-equilibran los niveles de lípidos a un nivel óptimo para reforzar nuestra piel.

También en el proceso de renovación, el aceite virgen de Maracuyá estimula los marcadores clave, es decir, las moléculas que generan las señales para acelerar la regeneración y reorganización de las células de nuestra piel.

El ritmo de renovación se restablece y la piel se presenta uniforme y menos áspera.

Si quieres conocer más detalles sobre la obtención sostenible de nuestro aceite de Maracuyá y sus propiedades reparadoras y redensificantes a nivel de dermis y epidermis, puedes encontrar toda la información en el apartado Green Tech del Serum Rejuvenecedor Intensivo.

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